viernes, 14 de febrero de 2014

La belleza de la Iglesia. UN ENCUENTRO GOZOSO

 
UN  ENCUENTRO  GOZOSO
 
El Papa Francisco recibió días pasados al Camino neocatecumenal, en un encuentro en la sala Nervi, o sala Pablo VI, o de las audiencias, como se le conoce popularmente.
Un encuentro gozoso, alegre, lleno de carisma, el carisma propio que insufla el Espíritu Santo a su Iglesia, por medio de dos hombres, dos gigantes de la fe: el Papa Francisco y Francisco (Kiko) Argüello, valga esa caprichosa coincidencia en el nombre.
Representaban en ese momento la Iglesia jerárquica y la Iglesia carismática. La cabeza-Jesucristo, y el cuerpo-pueblo. Pedro-Sede y Pablo-itinerante. Una bonita foto. Un auténtico y bello icono para todos. 
Seguí con gozo por televisión el momento, en la medida que me dejaron las tareas de un sábado por la mañana en una familia numerosa. Pero leí atentamente las crónicas y el discurso del Santo Padre.
De nuestra ciudad también asistieron varios, que regresaron llenos de gozo y de energía. Tanto Kiko como el Papa la trasmiten.
Pero me quedo con tres aspectos de ese encuentro tan importante:
El primero, el encuentro en sí. Era un envío misionero para evangelizar el mundo entero. Familias enteras evangelizando, con el presbítero al frente, que se mandaban a China, a todo el oriente, a los países occidentales más secularizados. Me impresiona siempre la alegría de las familias, el gozo de los seminaristas, las presentaciones, el estilo espontáneo propio de Kiko, que lejos de ser una pose es una manifestación del fuego apostólico que le quema por dentro. Los cantos de toda la asamblea, especialmente la impresionante invocación al Espíritu cantada al principio. También la devoción con que se acercaban las familias enviadas a recibir el crucifijo de manos del papa. 
Un segundo momento que me impresionó fue la mirada atentísima del Papa. Como escuchaba la presentación y las palabras del iniciador del Camino. No perdía detalle. Era la mirada de toda la Iglesia que aceptaba y amaba a sus hijos. Una madre atenta a ellos.
Y el tercer momento que destacaría son las palabras de Francisco. Palabras de ánimo y también de orientación. Como un padre que exhorta y también marca el camino a seguir. Destaco las siguientes: "Os exhorto a cuidar los unos a los otros con amor, especialmente a los más débiles, ante las dificultades que pueda encontrar un hermano o una hermana en su itinerario. En estos casos, el ejercicio de la paciencia y de misericordia por parte de la comunidad es un signo de madurez en la fe. La libertad de cada individuo no debe ser forzada, se debe respetar también la eventual opción de los que deciden buscar, fuera del Camino, otras formas de vida cristiana que los ayuden a crecer en su respuesta a la llamada del Señor". Palabras de padre que indica el itinerario para subsanar posibles carencias. Propias de todo lo que adquiere las dimensiones que Dios está permitiendo para esta gozosa realidad eclesial.

Petrus quîntae











                                                                                                 



























































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