domingo, 27 de abril de 2014

¡CRISTO ES LA VIDA!

¡CRISTO ES LA VIDA!De lo que pasó en la Pascua surge ser provida”

 
 

Acabamos de cantarlo, proclamarlo, gritarlo en la Noche santa de la Pascua. En una procesión de Luz. En un grito que rasga la noche. En una proclama que anuncia la liberación.

 

Y van y vienen felicitaciones pascuales, aleluyas, Cristo resucitó, etc. Y lo decimos con mayor o menor convicción… Pero… ¿De verdad creemos que Cristo (sí, Cristo, no otro) es la Vida (la Vida, no otra cosa)…?

 

Y no solo que Él ES la Vida, sino que ESTÁ en la vida, que permanece, habita, habla, se nos da, se comunica, en la vida. QueNO SE SALE de la vida. QueASUME para siempre nuestra vida y la transforma en SU Vida…Sí: Cristo. Es. La. vida. Ninguna palabra sobra.

 

Empecemos: CRISTO, y ninguno más. El Hijo de Dios. Él mismo. Con su carne mortal y toda su divinidad. Con su Espíritu y su Palabra, con su forma de actuar y su estilo. Con su mandamiento nuevo. Todo Cristo. Solo Cristo. No metamos a nadie más. Ni a los líderes de hoy, ni a los ídolos de piedra de ayer. Ni a los paraísos prometidos, ni a los aparentes oasis de aguas amargas...

 

ES: se identifica con la vida. Es la vida misma. La esencia. El meollo. Es Vida. LA: única. Verdadera vida. No hay otra. Y si la hay, no es verdad. Es sucedáneo. VIDA: intensa, plena, colmada, feliz, satisfactoria Vida. La única que puede saciar la sed del hombre. Mi vida. Tu vida. La vida de los discípulos de Jesús. Y la vida de todos los hombres.

 

Pero no nos lo creemos.Tendemos a encerrar a Cristo entre las cuatro paredes de un templo. O en las dos filas de una procesión. A separarlo de nuestra vida cotidiana. Cristo ha venido de la muerte a hacer diferente nuestra propia vida. A hacer nueva las relaciones esponsales, filiales, laborales, sociales y políticas. También eclesiales. Pero no sólo. Y esto nos pierde. ¡Qué nos gusta un incensario, una imagen piadosa, una tela adamascada, y un brillo de velas! Y esto es natural. Porque el hombre es religioso naturalmente. ¡PeroCristo ha desbordado eso! ¡Él es el nuevo templo! La vida del pueblo nuevo. Por ello, Jesús renueva, estrena, cambia, enaltece, magnifica, ¡revive!, toda vida personal y también social. Rompe la cultura de la muerte. La aniquila. Rompe el aguijón del pecado. 

 

la máxima expresión de la cultura de la muerte, del pecado, (el aborto, la eutanasia), tiene su freno en Cristo Vida. En los hombres que dan de su vida para que la cultura de la vida triunfe.

Esta Pascua he recibido untwuit que me inspiró estaBelleza. Una gran verdad:De lo que pasó en la Pascua surge ser provida. Cristo no sólo conquistó su muerte; ¡Él eliminó por completo el reino de la muerte!”.

 

De lo que pasó. De la Resurrección de un hombre. No de otra cosa, surge ser provida. Algunos aún no lo queremos ver. Y nos refugiamos  en las cuatro paredes, en las dos filas. Donde con frecuencia se pierde la noción de la realidad de la vida… Él venció y aniquiló el reino de la muerte. Nosotros venceremos con él. Seguro. ¡Ánimo, feliz Pascua!

                                     

 

  Petrus quîntae

 

 

 

 
 
 
 
 

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Pedro Antonio Mejías Rguez.

lunes, 14 de abril de 2014

EL ROSTRO DE CRISTO EN EL ROSTRO DEL ABORTO “Ante quien se vuelve el rostro”

EL ROSTRO DE CRISTO EN EL ROSTRO DEL ABORTO “Ante quien se vuelve el rostro” Ver pasar la majestuosidad serena de Cristo en el paso de Jesús de La Misericordia, atendido en su dramático viaje al Gólgota por una mujer y un extranjero, me sigue dejando hipnotizado cada Semana Santa. Me consuela ver en este misterio de Pasión, que Cristo no hizo su camino solo, aunque después experimentara la soledad más absoluta... El nazareno con la cruz cargada es una palabra viva para nosotros. Me impresiona mucho la película “La Pasión”. Se aproxima a la realidad histórica. Incluso se cree que fue peor, más cruel... Muchos aún no pueden ver esa película. En la caminata hacia el Calvario fue arrastrándose a base de patadas. Una barbaridad. “Ante quien se vuelve el rostro”, como profetizó Isaías. Pocos llegaban vivos a la cruz. Pero… ¿dónde sufre hoy Jesús, dónde deja su vida? Hay un holocausto “invisible”: el aborto. La aniquilación del indefenso. El mayor drama humano. Se vuelve el rostro ante ese guiñapo de miembros, sangre, órganos, restos de un bebé troceado, abrasado vivo, o decapitado para extraerlo del útero... Sí, es repulsivo para algunos que se hable de esto. Pero tan repulsivo como ese otro rostro hinchado de hematomas y latigazos, maloliente... Ese rostro que se reflejó en el paño de la mujer... El sufrimiento de Cristo está hoy en los abortorios. Jesús sufre en el feto humano asesinado por médicos sin piedad para ganar dinero ensangrentado. Como judas. Sufre también en esas madres víctimas, con una amargura que les acompañará toda su vida. Y sufre en toda la sociedad, al quebrarse en sus propias raíces, al romperse el principio de proteger a sus hijos. Una sociedad que permite el aborto, dice M. Teresa, está enferma en su raíz. Actualmente está en el tapete la ley del aborto. Es un paso adelante, aunque insuficiente, toda ley que avance en la protección de la vida. La izquierda, radicalizada, quiee más aborto. En cambio, nosotros queremos derogarlo para siempre. Aborto Cero, ninguno. Toda vida tiene valor. Es sagrada. Incluso con discapacidad. ¿Cuál es el papel de la Iglesia en este tema crucial? El de Verónica y el Cireneo: defender la vida, enjugar el rostro de Cristo, llevar la cruz ante el público espectador. Ese es nuestro papel, ser Verónica, que enjuga las lágrimas de Cristo, como los que ayudan a las madres que han abortado o en riesgo de hacerlo. Ser Cireneo, que cargó públicamente con el madero, como los que dan testimonio público de la causa provida. Es un tándem necesario. Ayudar a madres y denuncia pública. Esa es la labor de los cristianos en la vida pública, de los que soñamos un mundo sin aborto. ¿Una utopía? la esclavitud también lo fue. A Verónica y Simón de Cirene, ¿quién les hubiera dicho que días más tarde iba a resucitar ese hombre maltrecho y moribundo? Pero algo les llevó a Él. Eso mismo nos lleva a muchos a dar un paso por la vida, por el derecho a vivir de los niños no nacidos, en los que habita Cristo. Petrus quîntae Publicado originalmente en Santa Faz, San Fernando, cuaresma 2014

jueves, 3 de abril de 2014

LAS “AUTORIDADES” LLEGAN A LA IGLESIA

Al final de la Eucaristía, cuando numerosas madres acudían ante el altar, a ser bendecidas, ellas y sus hijos, y recibir una medalla de la virgen, un miembro de la coral se acerca a mí: oye, ¿no han venido las autoridades? ¿nadie? Le dije: ahí las tienes, las autoridades destacadas de hoy. Esas eran ese día las “autoridades” más esperadas; las madres “políticamente incorrectas”, humildes, que les denuncian a los políticos, que nos denuncian a todos con su mera presencia… A cristianos y ateos, curas y laicos, cultos y analfabetos, ricos y pobres. A toda la sociedad. Que la vida se abre camino, que a pesar de la falta de ayudas o la presión social, han optado por la maternidad, han optado por la vida. Porque ser madre, en las condiciones de muchas de ellas, es una verdadera aventura de riesgo. Una aventura de la que han salido victoriosas, investidas de autoridad. Investidas de verdadero poder. El poder del amor. La sociedad les empujaba a no creer en la vida, a no tener confianza en el futuro. La sombra de un falso derecho a decidir la vida de otro quizás les presionaba, la familia engañada, un padre quizás irresponsable… Pero alguien les apoyó. Un ángel se les apareció, como a María, y les dijo una palabra: “darás a luz a ese niño…”. Y ellas creyeron. Confiaron. Se abrieron a la vida. Y vieron la cara preciosa de su hijo, y oyeron esa palabra... “mamá”. La mayoría son anónimas, y prefieren seguir así. Están en nuestra ciudad y en todas las ciudades, pueden pasar a tu lado sin prestarles atención... Otras en cambio han decidido contar su experiencia, y salir de ese anonimato. Hablar de la violencia sufrida, porque el aborto es una auténtica violación, “te viola hasta las entrañas”. Prevenir a las mujeres de ese calvario que es el trauma post-aborto, que puede durar toda la vida... Cuando empezó la bellísima polifonía de la coral “Logar de la puente”, que acompañó la misa, me pareció un canto celestial de ángeles, que se asomaban al balcón de las nubes, a rendir pleitesía a esas madres valientes. Como un pueblo aclamando a sus reyes. El pueblo de la vida hablando una vez más. Sí eso son. ¿Qué donde estaban situados ese días las autoridades? ¡En primera fíla! Junto a sus niños. Eran las madres del pueblo, del pueblo de la vida. Petrus quîntae