Acabamos de cantarlo, proclamarlo, gritarlo en la Noche santa de la Pascua. En una procesión de Luz. En un grito que rasga la noche. En una proclama que anuncia la liberación.
Y van y vienen felicitaciones pascuales, aleluyas, Cristo resucitó, etc. Y lo decimos con mayor o menor convicción… Pero… ¿De verdad creemos que Cristo (sí, Cristo, no otro) es la Vida (la Vida, no otra cosa)…?
Y no solo que Él ES la Vida, sino que ESTÁ en la vida, que permanece, habita, habla, se nos da, se comunica, en la vida. QueNO SE SALE de la vida. QueASUME para siempre nuestra vida y la transforma en SU Vida…Sí: Cristo. Es. La. vida. Ninguna palabra sobra.
Empecemos: CRISTO, y ninguno más. El Hijo de Dios. Él mismo. Con su carne mortal y toda su divinidad. Con su Espíritu y su Palabra, con su forma de actuar y su estilo. Con su mandamiento nuevo. Todo Cristo. Solo Cristo. No metamos a nadie más. Ni a los líderes de hoy, ni a los ídolos de piedra de ayer. Ni a los paraísos prometidos, ni a los aparentes oasis de aguas amargas...
ES: se identifica con la vida. Es la vida misma. La esencia. El meollo. Es Vida. LA: única. Verdadera vida. No hay otra. Y si la hay, no es verdad. Es sucedáneo. VIDA: intensa, plena, colmada, feliz, satisfactoria Vida. La única que puede saciar la sed del hombre. Mi vida. Tu vida. La vida de los discípulos de Jesús. Y la vida de todos los hombres.
Pero no nos lo creemos.Tendemos a encerrar a Cristo entre las cuatro paredes de un templo. O en las dos filas de una procesión. A separarlo de nuestra vida cotidiana. Cristo ha venido de la muerte a hacer diferente nuestra propia vida. A hacer nueva las relaciones esponsales, filiales, laborales, sociales y políticas. También eclesiales. Pero no sólo. Y esto nos pierde. ¡Qué nos gusta un incensario, una imagen piadosa, una tela adamascada, y un brillo de velas! Y esto es natural. Porque el hombre es religioso naturalmente. ¡PeroCristo ha desbordado eso! ¡Él es el nuevo templo! La vida del pueblo nuevo. Por ello, Jesús renueva, estrena, cambia, enaltece, magnifica, ¡revive!, toda vida personal y también social. Rompe la cultura de la muerte. La aniquila. Rompe el aguijón del pecado.
Y la máxima expresión de la cultura de la muerte, del pecado, (el aborto, la eutanasia), tiene su freno en Cristo Vida. En los hombres que dan de su vida para que la cultura de la vida triunfe.
Esta Pascua he recibido untwuit que me inspiró estaBelleza. Una gran verdad:“De lo que pasó en la Pascua surge ser provida. Cristo no sólo conquistó su muerte; ¡Él eliminó por completo el reino de la muerte!”.
De lo que pasó. De la Resurrección de un hombre. No de otra cosa, surge ser provida. Algunos aún no lo queremos ver. Y nos refugiamos en las cuatro paredes, en las dos filas. Donde con frecuencia se pierde la noción de la realidad de la vida… Él venció y aniquiló el reino de la muerte. Nosotros venceremos con él. Seguro. ¡Ánimo, feliz Pascua!
Petrus quîntae
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