jueves, 3 de abril de 2014

LAS “AUTORIDADES” LLEGAN A LA IGLESIA

Al final de la Eucaristía, cuando numerosas madres acudían ante el altar, a ser bendecidas, ellas y sus hijos, y recibir una medalla de la virgen, un miembro de la coral se acerca a mí: oye, ¿no han venido las autoridades? ¿nadie? Le dije: ahí las tienes, las autoridades destacadas de hoy. Esas eran ese día las “autoridades” más esperadas; las madres “políticamente incorrectas”, humildes, que les denuncian a los políticos, que nos denuncian a todos con su mera presencia… A cristianos y ateos, curas y laicos, cultos y analfabetos, ricos y pobres. A toda la sociedad. Que la vida se abre camino, que a pesar de la falta de ayudas o la presión social, han optado por la maternidad, han optado por la vida. Porque ser madre, en las condiciones de muchas de ellas, es una verdadera aventura de riesgo. Una aventura de la que han salido victoriosas, investidas de autoridad. Investidas de verdadero poder. El poder del amor. La sociedad les empujaba a no creer en la vida, a no tener confianza en el futuro. La sombra de un falso derecho a decidir la vida de otro quizás les presionaba, la familia engañada, un padre quizás irresponsable… Pero alguien les apoyó. Un ángel se les apareció, como a María, y les dijo una palabra: “darás a luz a ese niño…”. Y ellas creyeron. Confiaron. Se abrieron a la vida. Y vieron la cara preciosa de su hijo, y oyeron esa palabra... “mamá”. La mayoría son anónimas, y prefieren seguir así. Están en nuestra ciudad y en todas las ciudades, pueden pasar a tu lado sin prestarles atención... Otras en cambio han decidido contar su experiencia, y salir de ese anonimato. Hablar de la violencia sufrida, porque el aborto es una auténtica violación, “te viola hasta las entrañas”. Prevenir a las mujeres de ese calvario que es el trauma post-aborto, que puede durar toda la vida... Cuando empezó la bellísima polifonía de la coral “Logar de la puente”, que acompañó la misa, me pareció un canto celestial de ángeles, que se asomaban al balcón de las nubes, a rendir pleitesía a esas madres valientes. Como un pueblo aclamando a sus reyes. El pueblo de la vida hablando una vez más. Sí eso son. ¿Qué donde estaban situados ese días las autoridades? ¡En primera fíla! Junto a sus niños. Eran las madres del pueblo, del pueblo de la vida. Petrus quîntae

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