lunes, 14 de abril de 2014
EL ROSTRO DE CRISTO EN EL ROSTRO DEL ABORTO “Ante quien se vuelve el rostro”
EL ROSTRO DE CRISTO EN EL ROSTRO DEL ABORTO “Ante quien se vuelve el rostro” Ver pasar la majestuosidad serena de Cristo en el paso de Jesús de La Misericordia, atendido en su dramático viaje al Gólgota por una mujer y un extranjero, me sigue dejando hipnotizado cada Semana Santa. Me consuela ver en este misterio de Pasión, que Cristo no hizo su camino solo, aunque después experimentara la soledad más absoluta... El nazareno con la cruz cargada es una palabra viva para nosotros. Me impresiona mucho la película “La Pasión”. Se aproxima a la realidad histórica. Incluso se cree que fue peor, más cruel... Muchos aún no pueden ver esa película. En la caminata hacia el Calvario fue arrastrándose a base de patadas. Una barbaridad. “Ante quien se vuelve el rostro”, como profetizó Isaías. Pocos llegaban vivos a la cruz. Pero… ¿dónde sufre hoy Jesús, dónde deja su vida? Hay un holocausto “invisible”: el aborto. La aniquilación del indefenso. El mayor drama humano. Se vuelve el rostro ante ese guiñapo de miembros, sangre, órganos, restos de un bebé troceado, abrasado vivo, o decapitado para extraerlo del útero... Sí, es repulsivo para algunos que se hable de esto. Pero tan repulsivo como ese otro rostro hinchado de hematomas y latigazos, maloliente... Ese rostro que se reflejó en el paño de la mujer... El sufrimiento de Cristo está hoy en los abortorios. Jesús sufre en el feto humano asesinado por médicos sin piedad para ganar dinero ensangrentado. Como judas. Sufre también en esas madres víctimas, con una amargura que les acompañará toda su vida. Y sufre en toda la sociedad, al quebrarse en sus propias raíces, al romperse el principio de proteger a sus hijos. Una sociedad que permite el aborto, dice M. Teresa, está enferma en su raíz. Actualmente está en el tapete la ley del aborto. Es un paso adelante, aunque insuficiente, toda ley que avance en la protección de la vida. La izquierda, radicalizada, quiee más aborto. En cambio, nosotros queremos derogarlo para siempre. Aborto Cero, ninguno. Toda vida tiene valor. Es sagrada. Incluso con discapacidad. ¿Cuál es el papel de la Iglesia en este tema crucial? El de Verónica y el Cireneo: defender la vida, enjugar el rostro de Cristo, llevar la cruz ante el público espectador. Ese es nuestro papel, ser Verónica, que enjuga las lágrimas de Cristo, como los que ayudan a las madres que han abortado o en riesgo de hacerlo. Ser Cireneo, que cargó públicamente con el madero, como los que dan testimonio público de la causa provida. Es un tándem necesario. Ayudar a madres y denuncia pública. Esa es la labor de los cristianos en la vida pública, de los que soñamos un mundo sin aborto. ¿Una utopía? la esclavitud también lo fue. A Verónica y Simón de Cirene, ¿quién les hubiera dicho que días más tarde iba a resucitar ese hombre maltrecho y moribundo? Pero algo les llevó a Él. Eso mismo nos lleva a muchos a dar un paso por la vida, por el derecho a vivir de los niños no nacidos, en los que habita Cristo. Petrus quîntae Publicado originalmente en Santa Faz, San Fernando, cuaresma 2014
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